miércoles, 3 de febrero de 2010

Ahí te lo dejo

Toda la semana preparando el momento de dárselo. Toda la semana pensando en cómo hacerlo.

¿Envuelto en papel de regalo, para que no sepa lo que es?
Y se lo doy con aire misterioso, para que se ponga nervioso un ratito.

No, mejor, sólo envuelto con un lazo, para que vea lo que es y no se lleve una decepción.
Pero, qué tonterías digo, un lazo, vaya cursilada, seguro que le hago pasar vergüenza con mis ñoñerías...

Bueno, y entonces, ¿Qué? Llevo todo el día preparando la tontería esta, y quiero que sepa que me he esforzado, que lo hago porque me importa, que lo hago para importarle.

Y nada. No sé ni para qué me molesto en darle tantas vueltas a las cosas. Si al final haré como siempre, me acercaré, lo pondré sobre la mesa mientras paso de largo y le diré... "Ahí te lo dejo."
Y caminaré deprisa, dándole la espalda, para que no vea lo colorada que me he puesto.

1 comentario:

  1. En las Olimpiadas hacen eso. Dejan un regalo en el suelo y luego corren los 100 metros en 10 segundos.

    Algunos, además de lentos, no podemos evitar atrás: "¿Y bien? ¿Qué tal? Es que no sabía si..."

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