domingo, 27 de febrero de 2011

Mascotas

Tengo la casa llena de mascotas.

Está tan llena, que estoy convencida de que un día explotará y saldrán mascotas volando por los aires soltando carcajadas maniacas y la gente imprudente que camine cerca de mi casa, mientras corra a refugiarse de la lluvia de mascotas, se llenará de asombro cuando vea todas las mascotas que guardaba, y se sorprenderá de forma absurda al descubrir que jamás me habrían creído dueña de algunas de esas felices mascotas voladoras, porque la gente a veces es un poco simple y no sirve de nada que le repitas mil veces que no puedes juzgar a un tupperware por su tapa, se quedarán de todos modos nadando en tu superficie y el día que alguien que me quiere mucho les haga una ahogadilla por meterse conmigo, se tomarán como una victoria personal el descubrirte cuando siempre habías estado allí, más profunda que esta charquita de agua sucia al lado de la carretera.

De mis mascotas, Ira es mi favorita.

Negra y peluda, es la más pequeña de todas pero consigue nunca pasar desapercibida. Tiene una lengua roja que enseña a discreción sin importar la edad ni clase social del oponente, la enseña sin importar que el oponente la haya importunado o no, Ira es así de irracional y da igual lo que yo le diga, a veces parece que es más inteligente que yo y donde yo no me atrevo a sacar la lengua ella la enseña el doble y molesta cuando yo no me atrevo ni siquiera a hacer contacto visual.

Me he planteado echarla de casa, al fin y al cabo sólo me trae problemas. Es cierto que tenerla entre las manos y notarla calentita y suave tiene algo de reconfortante, pero creo que a los demás no le cae muy bien y aunque no sé como ha podido ocurrir creo que hasta me ha hecho perder alguna amistad. También molesta a las otras mascotas, de vez en cuando atosiga a Tristeza hasta que no puede más y corre a refugiarse contra mí y a Alegría ya le ha mordido la oreja hasta sangrar. Creo que la pobre Alegría se ha quedado bastante tocada después de aquello... En fin, el problema que yo veo es que no tengo ni los medios ni las ganas para echarla, aunque sé que al final nadie querrá venir a visitarme.

Pero en el fondo me da igual. En el fondo siempre he sabido que lo único que importa de verdad, son mis mascotas y yo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Papel

Y cuando se ha querido dar cuenta era domingo.

Y no había nadie dentro de la cama con ella, nadie a quien abrazar con las piernas y saludar con los labios, nadie con quien divagar mirando al techo en una habitación fría.

Hoy se ha dado cuenta de golpe de que ya no estás, de que no estarás por lo que se le antoja una pequeña eternidad, y de que o se pone las pilas o morirá en el intento de sobrevivir a tu recuerdo.

Sus sentimientos estaban muy contentos contigo, te creían su salvador, actuaban ciegos y se permitieron el lujo de prescindir de los demás y limitarse a mecerse entre tus manos de dedos largos. Pero hoy la miran con incertidumbre desde abajo, acaba de descubrir que llevan un tiempo arrastrándose por el suelo, debatiéndose entre esquivar sus pisadas o dejarse sucumbir a una suela, muerte por pisotón (ahora pisa fuerte pero no es confianza en si misma, pisa con fuerza porque tiene miedo a que el suelo haya desaparecido bajo sus pies).

Entre tanto desbarajuste sentimental se le olvidó comentarte que aún no había hecho los deberes y su esperanza de agarrar lo que le quedaba de ti en una especie de boceto cutre, compuesto por un collage de pantallazos, se ha desvanecido y a nadie le importa. Vuestro affaire de 8 bits se ha esfumado en el aire y ahora lo único que le apetece es llorar.

Tal vez tengas razón y en realidad no importe. Tal vez sea cierto eso que dices de que los recuerdos somos nosotros, aunque ella sabe que mientes cuando juras por tus cómics del Predicador que recuerdas lo que llevaba puesto el día que se enamoró de ti. Pero no puede arrancarse de las circunvoluciones cerebrales la idea de que los libros son mejores que los Kindle, y el papel gana a la piedra, pero también a las tijeras, y hubiera preferido mil veces que le hubieras escrito tres cartas cutres al estilo decimonónico a perderos con un click.

Siente mucho haberte hecho llorar...pero cuando se ha querido dar cuenta, hoy era domingo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Vacaciones

Me voy de (brevísimas) vacaciones al frío y a la nieve.

Me voy, a dormirme con mi mano tocando tu piel caliente por debajo de la camiseta del pijama.

Me voy, a meter mi nariz detrás de tu oreja y oler tu cuello nada más despertar.

Me voy, a morder esas arrugas alegres que se forman en la comisura de tus labios cuando sonríes.

Me voy, a vivir otra vez.

 
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