miércoles, 31 de octubre de 2012

Pena


Bueno. Ya está bien. Ya he tenido suficiente.
Hoy, en el hospital en el que trabajo, nos hemos enterado POR LOS PERIÓDICOS que van a desmantelarlo. Van a convertirlo en una especie de geriátrico, sin cirugías, sin urgencia. Ahora mismo no sé que va a pasar con esos adjuntos y residentes a los que van a botar del hospital dando las mínimas explicaciones.
Lo que sí sé, es que si (tal como planean), me quitan las guardias, no podré pagarme el alquiler y comer en el mismo mes. No hablemos de pagarme el abono, pagar la deuda con la academia que me permitió tener un trabajo ahora mismo, pagarme los imprevistos que surgen cada mes. Porque aunque os parezca increíble, soy médico, y mileurista.
Y estoy hasta los mismísimos ovarios de los políticos que han permitido que la situación se desarrolle de tal forma que hoy esté llorando mientras escribo esto, porque no sé que será de mi futuro y esta incertidumbre me abruma.
Pero no sólo estoy harta de ellos, de los que tienen el poder sin merecerlo, y lo utilizan para sus propios fines.
También estoy harta de VOSOTROS, los que decís que ésta es la única solución a la crisis. Que todavía estáis tan ciegos que continuáis diciendo que lo hacen para mantener una democracia que es un fantasma, un disfraz para un sistema esclavista al servicio de unos pocos. Llevo años viendo como el sistema se come a las personas.
Hubo una época en la que tuve que dejar de lado mantenerme informada, ser crítica con lo que me rodea, indignarme con las injusticias porque sentirme frustrada me consume. Pero no puedo escapar de la realidad, y menos cuando te abofetean continuamente con insultos a tu inteligencia y a tu dignidad, diciendo que eres antisistema como si eso te convirtiera en monstruo cuando los monstruos son ellos, tachándote de antidemócrata porque protestas diciendo que democracia no es cambiar las leyes para sacar beneficio de la ruina de todos.
Estoy muy cabreada.  Pero los que más me cabreais, sois los que pensáis que todo esto es injusto. Los que asentís cuando me entra la verborrea y hablo y hablo sobre la misma mierda en la que nadamos. Pero luego, con dos cojones, afirmáis que las huelgas no valen para nada, que no se consigue nada luchando, de los que todavía tenéis miedo a que os quiten lo que tenéis son pensar en que os lo van a quitar todo. Y será culpa vuestra.
Porque luchar sí sirve para algo. Salir a la calle y protestar, de forma pacífica, es el único recurso que nos queda antes de la violencia. Y el día que salgamos todos los que somos a la calle, ya no podrán decir que la mayoría silenciosa es de derechas, y no está molesta  por el camino por el que nos llevan.
 El 14 de Noviembre hay una huelga general, y una manifestación. Puedo entender que hace años, cuando tus hijos podían ir a la Universidad, cuando tus abuelos no pagaban por los medicamentos, cuando tenías justicia aparente, libertad aparente, democracia aparente, no hicieras la huelga, no fueras a la manifestación, no gritaras de frustración. Pero en este momento, ¿de verdad que no encuentras un mínimo motivo para protestar? ¿No conoces a nadie a tu alrededor que esté arruinado, parado, enfermo (y por tanto arruinado), licenciado (y por tanto despreciado) o de alguna forma jodido por la situación?
No puedo escribir aquí todo lo que pienso. Ni siquiera estoy segura de que alguien lea esto y se vea mínimamente influido en su visión de la realidad.
Pero yo no puedo más. Me dáis ganas de llorar, me dáis pena infinita. Porque seréis mediocres, y le daréis vuestro poder a otros que lo utilizarán para machacaros, en vez de utilizarlo vosotros mismos para cambiar vuestro mundo.



jueves, 5 de abril de 2012

Escribir

Debería recordar que

escribir es fácil.

Al fin y al cabo,

consiste

simplemente

en añadir palabra

detrás de

palabra

y lo más complicado es

(simplemente)

tener cuidado con que

lo que escribes

tenga un poco de sentido,

sólo un poco,

aunque quizás

el problema

está ahí,

en encontrarle

algo

de sentido

a las palabras

juntas pero no revueltas,

una

detrás de

otra.

miércoles, 4 de abril de 2012

Ruptura

Existe gente afortunada a la que nunca le han roto el corazón.

Hay alguien ahí fuera que piensa que es fácil salir adelante cuando la persona en la que más confiabas (confías) del mundo te mira con indiferencia mientras trata tu alma como si fuera una hoja de papel y la pone delante de tus ojos y con dos dedos terminados en uñas cortadas y limadas pinza una esquina y comienza a desgarrarla y el sonido de los átomos separándose resuena en tus oídos igual que una cascada rompe el silencio de la selva.

Existe gente que rechaza el dramatismo de los rotos.

Hay alguien ahí fuera que no sabe que de verdad existe un momento en el que pierdes las ganas de vivir, cuando te das cuenta de que todo lo que mantenía tu vida en firme era un palillo, un palillo absurdo y frágil, con nombre y apellidos y conciencia propia, que ha decidido marcharse a sujetar en firme otra vida o ninguna y que parece inmune al derrumbamiento.

Existe gente que piensa que lo más duro de que te deje alguien es que ésa persona ya no te quiere.

Hay alguien ahí fuera que no se da cuenta que lo que más duele es que te des cuenta de que cuando el palillo decidió que no te quería, no tuvo la vergüenza de avistarte para que te pudieras llevar los discos que dejaste en su casa pensando que era un lugar seguro y que siempre lo sería y que el palillo cuidaría de tí y de tus discos durante lo que le restaba de vida.

Existe gente que no lo entiende.

No lo entiendes.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El monstruo del lago


He vuelto.

Por un tiempo, al menos.

martes, 14 de febrero de 2012

San Valentin

Cada año, proclamar a los cuatro vientos que San Valentín te importa una mierda.

Desmenuzar la mierda: el rechazo total a las manifestaciones sentimentales puntuales y con cita previa, apoyando firmemente la superioridad del amor o el odio crónico; esgrimir la originalidad como virtud suprema e indispensable en la mitad perfecta; el factor sorpresa como requisito imprescindible para llegar a aceptar el objeto material esgrimido como metáfora del sentimiento supuestamente profesado.

Cada año, seguir a rajatabla la ley moral autoimpuesta, cumpliendo con la lista de pasos a llevar a cabo:

-Paso nº1: despertarse como cualquier día.
-Paso nº2: desayunar, ducharse y vestirse como cualquier otro día.
-Paso nº3: ir a trabajar sin pensar en el sentimiento de soledad que aqueja a las personas carentes de media naranja y el punto álgido que alcanza ese sentimiento en un día de mierda como hoyquierodecir, hoy, como en cualquier otro día.
-Paso nº4: trabajar, comer, seguir trabajando, sin pensar en la ausencia de media naranja a quien poder enviar, mediante un medio cursi, un mensaje lleno de sentimiento profundo y ligeramente ñoño. En caso de existir esa media naranja, luchar contra la hipotética necesidad que pudiera surgir de enviarle dicho mensaje, y en caso de no tener la fuerza de voluntad necesaria para ser llamado ser humano digno, enviar el mensaje mediante un medio anodino siendo imprescindible la redacción con un cierto tono irónico y mordaz.
-Paso nº5: hacer planes como cualquier otro día (esto implica mantenerse alejado de sitios con descuentos especiales para naranjas o decorados con corazones, etc. Conociendo las limitaciones que pueden surgir al seguir este punto, lo elimino. Soy rígido, no imbecil.).
-Paso nº6: cenar e irse a dormir como cualquier otro día, sintiéndose satisfecho por haber manejado este día de forma correcta.

Cada año, cumplir los seis puntos de manera altamente eficaz, inflando el ego en la sección de autosuficiencia un poquitin mas.

Llegar este año al nº4, y decidir que ya has sido un ser humano digno un numero de años suficiente, y escribir ese mensaje.

Recibir la respuesta, y notar como tu corazón se descascarilla, sólo un poquito.

 
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