martes, 14 de septiembre de 2010

Más

Porque resulta que, al final, no eres más que una persona más.

Mientras caminas por la calle, en la misma dirección que las otras personas que camina por la calle, no eres más importante que una piedrecita del suelo.

Mientras bajas por las escaleras del metro, hacia el mismo andén que las otras personas que bajan por las escaleras del metro, no vales más que esa baldosa de la pared.

Mientras te subes al metro, apretando tu cuerpo cansado contra los cuerpos cansados de las otras personas que suben al metro, no vales más que la persona que te atraviesa con la mirada buscando un punto detrás de tu cabeza y el final de sus pensamientos cansados.

Entérate, no vales nada.

Por tí mismo, no vales nada.

Vales lo que otros quieran que valgas.

Vales lo que otros quieran quererte.

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- ¿Insinúas que sólo hay esperanza si alguien llora en tu funeral? Entonces lo llevo claro. Nadie lloraría en mi funeral.
- No digas esa cosas, yo lloraría en tu funeral.
- Tu llorarías en cualquier funeral.
- Y eso me convierte en la mejor persona que conoces.
 
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