Cerrar los ojos y sentir el frío sobre mis párpados.
Sonreír y que se me congelen las encías.
Maquillarme para disimular que he llorado.
No escuchar música que me ponga triste.
Mirar a través de las gafas con aire impertinente sin recordar que el cristal es transparente y la gente puede ver a través de mi estupidez.
Pensar en los libros que leeré, en las películas que veré, en los conciertos a los que iré.
Elegir mi ropa con cuidado, porque ahora mismo es lo único que puedo elegir.
Sacudirme de encima la sensación de que esto es el juicio final, y yo sólo soy una pecadora del montón.
miércoles, 20 de enero de 2010
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