sábado, 22 de mayo de 2010

Desierto

Es un desierto, demasiado largo y demasiado estéril, como cualquier otro. A esta distancia un ojo extranjero no es capaz de captar los detalles sutiles, pero para alguien familiarizado con estas cosas mías, es obvio que este desierto es el de mi no-inspiración, y que aunque me mantengo tranquila caminando a través de él, en mi interior toda esta situación me tiene un poco desesperada.

¿Es culpa mía que ya no crezcan cosas aquí? El pequeño embrión literario al final ha resultado ser un aborto definitivo, y esto que tengo entre mis manos no es más que otra decepción que añadir a la lista.

No puedo decir que mi desierto sea completamente yermo. Pienso en escribir sobre la tristeza, sobre mi familia pero sin que parezca mi familia, sobre una discusión filosófica que casi acaba en desastre emocional, sobre una lenteja metida en una tarrina de helado cubierta por un algodón húmedo y cómo este es el regalo más cutre pero con más simbolismo que he hecho jamás, quiero escribir sobre mis miedos, quiero pero no me sale. Estas capas de arena arrastradas por un viento de origen desconocido y nuevo (yo juraría que antes por aquí no pasaba el viento), tapan y ahogan cualquier intento de ser original.

A lo mejor es que ya me he dado cuenta de que *no* soy original, y ese viento no es tal y en realidad soy yo soplando la arena suavemente, como si soplara las velas de mi última tarta de cumpleaños, y en realidad me gusta que de aquí no surja nada, me gusta sentirme vacía, me gusta no tener nada que aportar.

2 comentarios:

  1. Hey, ni se te ocurra perderte en las arenas del desierto!
    A mí me encanta cómo escribes, ojalá yo pudiera escribir así. El relato de Riendas me gustó muchísimo.
    Todo aquel que disfruta juntando letras tiene sus etapas de sequía.Y desde luego, todo el mundo tiene algo que aportar, eso no es ningún tópico barato. De hecho, quizá aportemos a los demás mucho más de lo que pensamos.
    A mí al menos me aportas.Y me importas.
    Un tiempito en la playa, unos bañitos y unos paseos a la orilla del mar, y ya verás como vuelves con las pilas cargadas.

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  2. eres totalmente original desde el mismo momento en que eres única. no hay otra Caperucita, por lo tanto tus palabras son únicas y exclusivas.

    no dejes que el viento te tape y ahogue, quizá estés flotando en un oceano en busca de rumbo y no caminando por un desierto, aprovecha el viento para impulsarte y deja que te lleve a nuevos puertos.

    además, qué hariamos el resto de mortales sin tus palabras "juntadas"?!

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