Eran perfectos el uno para el otro:
Compartían todas las opiniones importantes.
Aspiraban alcanzar un objetivo similar en la vida.
Escuchaban la mísma música.
Leían los mismos autores.
Los dos "amaban" viajar, comer, conversar.
Los dos odiaban la palabra "amar" y jamás la utilizaban para describir sus emociones.
Se miraban el uno al otro y confirmaban su perfección: nadie más sería capaz de valorarme como lo haces tú. (Nunca usaban apelativos cariñosos)
Eran perfectos el uno para el otro:
Yo les habría dado un par de bofetadas.
lunes, 30 de mayo de 2011
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